La ‘Gioconda’ de El Prado fue realizada al mismo tiempo que el original
Se trata de una réplica pintada por uno de los pupilos favoritos de Leonardo, probablemente Andrea Salai (que se convertiría en el amante del maestro) o Francesco Melzi
A la izquierda la Gioconda del Louvre. En el centro, la copia como se encontraba en el Prado. A la derecha, un detalle de la restauración
Las bodegas del Museo del Prado han sido el escenario de uno de los más importantes descubrimientos de la Historia del Arte: los conservadores de la pinacoteca han hallado en sus fondos una réplica de la Gioconda de Leonardo da Vinci, pintada por uno de sus pupilos favoritos, probablemente Andrea Salai (que a la postre se convertiría en uno de los amantes del maestro) o Francesco Melzi. Los expertos del Prado han empleado varios meses en estudiar, limpiar y quitar el oscuro barniz que cubría la tabla. Lo que durante muchos años fue considerado en el seno del Prado como una copia más –y bastante banal- del retrato más célebre del arte mundial ha acabado siendo catalogado como una verdadera bomba. Tanto los máximos expertos del Prado como los del Museo del Louvre han aceptado ya el carácter oficial del hallazgo (según informaciones a las que ha tenido acceso este periódico y que también está recogiendo el periódico online Art Newspaper), y han subrayado la importancia del mismo. Con toda probabilidad, la obra será cedida temporalmente a sus colegas del museo parisiense por por los responsables del Prado, que confirmaron el descubrimiento a EL PAÍS. Allí será exhibida en la misma galería donde se encuentra la Gioconda, la obra más visitada del Louvre.
No estamos ante una mera copia del retrato de las muchas que pululan por el mundo: se trata de un verdadero work in progress, un retrato paralelo, una especie de fotocopia ejecutada de forma simultánea por el alumno mientras el profesor pintaba su obra maestra. Hay que subrayar, además, que el tamaño de original y réplica es prácticamente el mismo: 77 X 53 centímetros para el primero, y 76 X 57 para la segunda. El discípulo de Leonardo habría ejecutado la réplica a medida que el maestro toscano iba pintando el original en su estudio de Florencia, lo que además arrojará nuevas informaciones sobre la forma en que se trabajaba en los gabinetes de los grandes maestros. Diversos estudios fotográficos y radiológicos efectuados sobre el cuadro arrojan resultados que, muy probablemente, van a cambiar el rumbo de las teorías e interpretaciones en torno al inmortal retrato de la que, según la tesis más respetada, pudo ser la joven Lisa Gherardini, esposa de un rico comerciante florentino llamado Francesco del Giocondo.



Mueve el ratón sobre la imagen lateralmente para comparar el original y la copia. A la izquierda, la Gioconda original. A la derecha, la copia restaurada
Durante mucho tiempo, los expertos del museo madrileño creyeron que la obra que dormía en sus depósitos –y que incluso llegó a ser colgada durante un tiempo en sus paredes- había sido pintada por un artista flamenco u holandés: el soporte, tabla de roble, no era utilizado por los artistas florentinos, que preferían el uso de otros soportes… como el nogal. Sí por los flamencos, lo que llevó a los conservadores a considerar la pintura como obra flamenca. Pero estudios posteriores arrojaron nuevos resultados: la copia de la Gioconda no estaba hecha sobre roble sino sobre… nogal. Otro de los motivos cruciales de que la pintura permaneciera escondida durante siglos se refiere al fondo del retrato, totalmente oscuro, por contraposición al original del Museo del Louvre, en el que puede apreciarse el verde paisaje de la Toscana. Hoy se cree que ese fondo negro fue añadido al cuadro en el siglo XVIII. Los restauradores del Prado emplearon meses en despojar a la tabla de su absurda oscuridad y, sorpresa, se toparon con la luz, el color y el trazo de los mismos paisajes del norte de Italia presentes en el original de Leonardo da Vinci. En estos momentos, el equipo de restauración de la pinacoteca madrileña continúa adelante con su trabajo, retirando las sucesivas capas de barniz que durante más de 500 años han ido tapando el rostro de la joven del cuadro. Con toda lógica la obra objeto del hallazgo goza, tras ser convenientemente saneada, de un estado de conservación muy superior al de la Monna Lisa del Louvre: el rostro del original de París permanece oscurecido por el barniz envejecido por el paso del tiempo, lo que hace que el aspecto de la muchacha del cuadro parezca el de una mujer de mediana edad, mientras que el del Prado ofrece ahora la visión de una chica de unos 20 o 25 años. El mundo del arte está, en otras palabras, ante una Gioconda rejuvenecida.



Mueve el ratón sobre la imagen lateralmente para comparar el original y la copia. A la izquierda, la Gioconda original. A la derecha, la copia restaurada
El equipo directivo del Prado, con su director Miguel Zugaza a la cabeza, tenía previsto presentar en sociedad este hallazgo el día 23 de este mes, pero una ponencia presentada hace dos semanas en un congreso celebrado en Londres ha precipitado las cosas. En dicha reunión de expertos en pintura del Renacimiento se llegó a mostrar una fotografía que mostraba el proceso de limpieza: el antes y el después de la copia, con el fondo negro, y sin él. También se habló en el congreso londinense (celebrado de forma paralela a la exposición de la National Gallery Leonardo da Vinci, pintor de la corte de Milán) de las pruebas de reflectografía por infrarrojos efectuadas en la tabla; dichas pruebas fueron comparadas con las que en 2004 se aplicaron al original del Louvre, arrojando sorprendentes resultados en cuanto a la similitud con el original. Ana González Mozo, una de las especialistas de la pinacoteca madrileña, presentó una ponencia en la que establecía la evidencia de que la copia salió del estudio de Leonardo
És un tema interessant, però recorda que és un blog d’art valencià, caldria que haguessis fet alguna referència a com Leonardo va influir en la nostra pintura, ja que va ser company d’un dels Hernandos
Borja F.
Avui (2-2-2012) al diari Las Provincias, en la seua edició digital ha aparegut una notícia sobre aquest tema. Parla de que una investigadora de Torrent (no apareix el nom de qui és) que diu que aquesta pintura podria ser, a banda dels que ja s’han dit, de Yáñez de la Almedina o de Rafael Sanzio. Deixe l’enllaç per si algó ho vol veure:
http://www.lasprovincias.es/20120202/comunitatvalenciana/horta-morvedre/gioconda-gemela-prado-desata-201202021406.html .
A mi personalment hem sembla que dir aquestes coses sense haver-se fet un estudi detallat previ és un poc atrevit, no estic referint-me evidentment a l’article que ha penjat el company.
L.Donet.
Doncs jo, sincerament, confie en el treball de Falomir, que l’ha atribuit al pintor italià. Si llegim la noticia vegem com porta 2 anys restaurant-se i investigant. El Museo del Prado no es pot permetre més escàndols després de la polèmica de “El Coloso”, i, a més, Falomir és un gran investigador, que coneix no sols perfectament l’obra dels Hernandos (i que si hagués cregut convenient l’hagués atribuit) sinó també la pintura italiana…en fi…vegem com evoluciona tot.
Borja F.
Las atribuciones siempre conllevan mucha intuición y algo de osadía, pero forman parte del diálogo que establecemos con las obras de arte. Por otro lado, Falomir, además de un gran investigador, y un buen gestor museístico, es profesor titular en excedencia de la Universitat de València, y formado en nuestras aulas, sin duda un buen referente en el que fijarnos.
Estic d’acord amb els dos. Espere que no se’m vaja interpretat mal.
Tranquil, se t’ha entés. Aquest mal endèmic (però necessari) de l’atribucionisme també afecta a l’art valencià, sobre tot al món modern, recordem el tema Macip/Joanes i inclús els postjoanescos, de vegades inclús són cómiques les baralles que es formen entre diversos investigadors per tal de defensar una o altra atribució. Malgrat tot, com dic, és un métode que no s’ha de rebutjar ja que fa avançar la història de l’art.